sábado, 9 de enero de 2021

QUE ALGUIEN ME ABRA LAS PUERTAS DE ROMA

Que alguien me abra las puertas de Roma para conocer sus ruinas, y tomando entre mis manos los restos de su gloria, penetrar en el alma del imperio que yace en nosotros.
Que me digan que puedo pasear por sus calles antiguas, oyendo regocijado las voces intensas de los plebeyos.
Que me inviten a los salones donde las abnegadas mater organizaban la reunión de la familia, como una gran feria de vanidades.
Que pueda atisbar los rincones donde patricios y esclavas forjaron una nueva raza, jadeando sin control.
Que roce la fastuosidad de los rituales religiosos, tocando los pequeños trozos de estatuas que se amontonan en los depósitos de los museos de la urbe moderna.
Que me lleven de la mano hasta ese lugar donde Catón el viejo abrió su dura mano para obsequiar a Póstumo, una tarde de libertad en Saturnalia.
Que haga posible mi deseo de subir hasta la más alta fila del Amphitheatrum Flavium y sentir el encendido fragor de la masa ante cada golpe de gladius.
Que pueda percibir entre las piedras del colosseum la fuerza del populus romano y su inquebrantable afán por alcanzar la grandeza.
Que pueda llegar a donde llevan todos los caminos, tendiendo puentes o ganando alas, sin apelar a la fantasía o a la imaginación, que no hay suficiente creatividad para reunir en un sueño o en mil, tanta realidad desbordante.
Que pueda llevar a cabo esta tarea que emprendo de reunir previsión de intenciones manifiestas, ante un inminente viaje a Roma antigua.
Me invoco a los lares y a los manes; a Quirino, Júpiter y a los antiguos pater de la gran urbe, para llevar a cabo esta épica aventura.
Coloco mi mano sobre la frente y te abrazo a ti ¡Oh querida Roma antigua!




No hay comentarios:

Publicar un comentario